Una de las pocas decisiones que debemos tomar cuando vamos a contratar una tarifa de luz es elegir la potencia. Entendemos por potencia la cantidad de energía que llega a nuestra casa, la cantidad que vamos a poder gastar en los momentos de máximo consumo. Si nos pasamos, saltará el diferencial para proteger nuestro circuito (y evitar usar más energía de la que estamos pagando).
Muchas veces podemos pensar que, para no tener problemas, lo mejor es contratar una gran cantidad de kilovatios. Esto evitará que nos salten los plomos, ya que siempre tendremos potencia de sobra. Sin embargo, esto supone un gasto mayor en nuestra factura, ya que, aunque no lo gastemos, debemos pagar una cantidad de dinero por dicha potencia; es uno de los gastos fijos de las facturas.
Por lo tanto, si queremos evitar el derroche de dinero a final de mes, debemos empezar por ajustar los kilovatios de potencia a lo que realmente necesitemos.
¿Qué potencia tengo contratada?
La potencia contratada es algo que debemos elegir nosotros cuando damos de alta la luz. Por lo tanto, deberíamos saber qué cantidad de energía hemos contratado. Si nosotros no lo solicitamos explícitamente, la potencia no debe cambiar. Sin embargo, si lo contratamos hace mucho tiempo, es probable que nos hayamos olvidado de lo que solicitamos.
En ese caso, lo único que debemos hacer es consultar la factura de la luz. Todos los meses en la factura debe venir reflejada la potencia por la que estamos pagando. Además, si tenemos a mano el contrato de la compañía, allí también debería aparecer.
Por último, también podemos averiguar esto llamando a nuestra comercializadora y preguntando. Ellos podrán acceder a nuestra ficha de cliente y decirnos por cuánto estamos pagando.
¿Puedo cambiar de potencia cuando quiera?
Si y no. En un principio, nosotros podemos solicitar todos los cambios de potencia que queramos de manera que podamos adaptar la luz a nuestras necesidades. Sin embargo, para evitar abusos, la distribuidora solo tiene obligación de aceptar un cambio al año. Puede aceptarnos más, o no hacerlo.
Para llevar a cabo el cambio necesitaremos nuestro nombre y DNI, el número CUPS, la potencia contratada actual, la nueva potencia que queremos, y el número de cuenta. Cuando esté todo correcto, la compañía mandará a un técnico a cambiar el IPC de nuestra casa y, cuando esté, se procederá a dar de alta la nueva potencia.
En total, este proceso suele tardar en torno a un mes, aunque también podría ser algo menos, dependiendo de muchos factores.
¿Qué precio tiene el cambio de potencia?
Por si te lo estabas preguntando, el cambio de potencia no es gratis. La distribuidora cobrará (a través de la comercializadora) una cantidad variable.
Normalmente, por bajar la potencia se cobra 11 euros en concepto de “derecho de enganche”, mientras que por subirla tendremos que pagar unos 45 euros por cada 1000 W que aumentemos en concepto de “derecho de extensión y acceso”. Además, dependiendo de la distribuidora, puede que nos cobran más en concepto de otras gestiones.
Te recuerdo que la distribuidora solo tiene obligación a hacer un cambio de potencia al año.
Además, hay veces que para cambiar de potencia es necesario mejorar el cableado de nuestra casa (en caso de que sea muy antiguo), por lo que podemos tener también problemas en este sentido.
¿La potencia contratada es la que realmente necesito?
Elegir la potencia que necesitamos en nuestra casa es muy importante. Si elegimos de menos, cada poco tiempo estarán saltando los plomos de la casa, mientras que si elegimos de más el problema estará en nuestro bolsillo.
Obviamente no debemos perder la cabeza y aumentar la potencia porque un día concreto (por ejemplo, en Navidad) al encender el horno, la vitro, la calefacción, el lavavajillas, las luces del árbol y escuchar villancicos se salten los plomos. Lo normal sería que el diferencial de la casa saltarse unas dos o tres veces al año por consumir más potencia de la contratada. Esto indica que tenemos la potencia perfecta.
Si el diferencial salta muy a menudo, entonces está claro que no tenemos la potencia suficiente. Y si no salta nunca, lo más probable es que tengamos más de la que necesitamos y, por lo tanto, estaremos pagando de más a final de mes.
Hay muchos factores que debemos tener en cuenta a la hora de elegir la potencia correcta. Por ejemplo, si utilizamos electrodomésticos antiguos y poco eficientes, tenemos calefacción eléctrica, acumuladores en casa o aire acondicionado, entonces debemos contratar una potencia bastante alta para no tener problemas. Si somos de los que buscan el ahorro siempre que tenemos oportunidad, entonces podemos contratar algo menos de potencia.
Es raro encontrar hogares que puedan funcionar sin problemas con menos de 3000, o que realmente necesiten más de 5000 vatios.
Cómo reducir el consumo (y ahorrar al contratar menos potencia)
Si queremos reducir la potencia contratada para ahorrar, lo principal y más importante que debemos hacer es elegir dispositivos y electrodomésticos de bajo consumo. Cuando tengamos que comprar un nuevo electrodoméstico, por ejemplo, debemos invertir un poco más en uno que sea de categoría A, o mejor, para ahorrar todo lo posible.
Además, también nos puede ayudar a ahorrar (más de lo que pensamos) cambiar todas las bombillas de nuestra casa por bombillas LED. Una LED consume hasta 10 veces menos que una bombilla normal, por lo que el ahorro es más que considerable.
También es importante tener en cuenta que, si vamos a usar muchos electrodomésticos a la vez (por ejemplo, al cocinar), la potencia utilizada será muy grande. Por lo tanto, debemos desconectar todo aquello que no necesitemos, para reducir el consumo, y, si podemos, usar los dispositivos en orden. Esto llevará más tiempo, pero evitaremos que salten los plomos por exceso de consumo.