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Fue el fin de semana del 14 y 15 de marzo de 2020 cuando España, y prácticamente el mundo, cerró sus puertas para combatir al coronavirus. Un confinamiento total que llevó a todas las empresas a recurrir al teletrabajo para continuar con su actividad, en aquellos casos en los que era posible, y que supuso una completa novedad para prácticamente todos los trabajadores. Una oficina en casa que tuvo muchas consecuencias, no solo personales y familiares, sino también de hábitos de consumo que, hasta ese momento, corrían a cargo de las compañías. Así las cosas, ¿sabéis cómo el teletrabajo afecta al consumo de nuestro hogar?
Una nueva rutina instalada en nuestras vidas
Como os decimos, el teletrabajo no solo ha traído la rutina de levantarnos por la mañana, desayunar y, prácticamente sin quitarnos el pijama sentarnos frente al ordenador para atender a las tareas profesionales, sino que ha impactado directamente en lo que consumimos de energía eléctrica. No en vano, esas largas horas en las que nuestra casa se encontraba vacía, sin nadie en ella, han pasado a ser testigos de una frenética actividad.
Gastamos más energía en usar los ordenadores, la conexión a internet no se detiene un instante, recurrimos a la televisión para entretenernos cuando tenemos un hueco o encendemos la cocina y el horno al mediodía. Eso, sin contar que nuestro móvil se agota antes de lo normal por culpa del trajín de llamadas y mensajes que tenemos que responder y que casi todas vienen directamente de compañeros y jefes. De todas formas, no creáis que se trata de una impresión, los datos lo avalan: durante el último año, el hecho de trabajar desde casa ha provocado un aumento cercano al 20% de media en el consumo eléctrico de los hogares.
Eso ha tenido, necesariamente, un impacto negativo en la factura de la luz, que ha supuesto un gasto mayor para la práctica totalidad de trabajadores en este régimen de jornadas no-presenciales. Tanto es así, que el primer estado de alarma, el año pasado, supuso un incremento de un 21% en el consumo eléctrico de los hogares entre semana, de lunes a viernes, mientras que el sábado y el domingo esa cifra descendió hasta cerca del 13%. Evidentemente, se trata de cantidades significativas.
Los principales beneficios del teletrabajo
En este aspecto, es evidente que el teletrabajo ha sido la mejor de las opciones cuando un planeta entero se confina para combatir a un virus. Gracias a los avances tecnológicos de los últimos años, el impacto en la economía y los puestos de trabajo no fue mayor, al permitir las actuales herramientas mantener la actividad de muchísimas compañías con cierto grado de normalidad. Ahora bien, desde el punto de vista del trabajador, ¿qué ventajas tiene?
Vamos a enumerar un total de cinco, que son las más importantes:
- La primera es la conciliación de la vida personal y laboral. El teletrabajo es muy eficaz a la hora de permitirnos organizar mejor las tareas de diferentes ámbitos y adaptarlas a los horarios de nuestras parejas, hijos, etc.
- El estrés es otro de los grandes beneficiados, porque lo sufrimos en menor medida. Al trabajar desde casa mejoramos nuestra calidad de vida, en un entorno seguro y emocionalmente satisfactorio que nos permite desconectar con una mayor facilidad.
- La libertad de horarios es otra de las grandes ventajas, ya que podemos adaptar en cada momento nuestras necesidades personales a la carga de tareas que tenemos pendientes de la empresa. Aunque mal gestionado, puede provocar un estado de conexión permanente con la oficina, los jefes y los compañeros.
- Aunque consumamos una mayor cantidad de luz, en general se reducen gastos ya que dejamos de comer fuera de casa, ni echamos gasolina al coche o gastamos en los billetes de transporte urbano para trasladarnos hasta la oficina. Por regla general, es un poquito mayor el ahorro que el gasto.
- El teletrabajo mejora la productividad porque gestionamos mejor el tiempo y no dependemos de factores externos para llevar a cabo encargos concretos que, en la oficina, nos llevarían más horas, por la interacción constante con otros compañeros, reuniones, etc. ¿O no habéis escuchado nunca la frase de que "si trabajara desde casa nadie me molestaría y terminaría las cosas más rápido"?
¿Hay inconvenientes económicos en el teletrabajo?
El teletrabajo no es solo un recurso de las empresas para seguir funcionando a pesar de las restricciones, sino que genera una transformación completa del concepto que tenemos sobre la relación que nos une con la compañía. De proporcionarnos todos los medios para llevar a cabo nuestro desempeño, pasamos a un escenario en el que somos nosotros los que debemos poner sobre la mesa esos recursos: desde el escritorio y la silla de trabajo, al teléfono, el ordenador, la webcam para las videollamadas, la luz de más que consumimos e incluso la conexión a internet, que debe cumplir unos requisitos mínimos para permitirnos trabajar con fluidez y rapidez con el resto de la organización.
Mezclando las ventajas y los inconvenientes, parece claro que por el camino el teletrabajo nos permite ahorrar un poquito más al borrar por completo gastos recurrentes como son los de desplazamientos, comidas, gastos imprevistos que se suceden cuando estamos fuera de casa, etc. En contra, cuando teletrabajamos, debemos hacer frente a un mayor consumo eléctrico que, seguramente, no supera todo lo que se nos escapa de los bolsillos cuando ponemos un pie en la calle todas las mañanas camino de la oficina.