No es ningún secreto que el cambio climático este forzando a que, tanto particulares como gobiernos, tomen decisiones drásticas con las que aportar su granito de arena. Todos buscamos encontrar alternativas limpias y renovables y que, además, supongan un ahorrar para nuestros bolsillos. Las farolas solares son perfectas para ambas situaciones, ayudan a reducir las emisiones gracias a su fuente de energía renovable, y además, ahorran consumo y gasto. Te contamos qué son y cómo funcionan, a continuación.
¿Qué son las farolas solares?
Se trata de una alternativa perfecta al alumbrado público ya que toma su energía de una fuente limpia y renovable: la energía solar. Además, utilizan iluminación LED, o lo que es lo mismo, de bajo consumo, lo que supone una reducción considerable en el gasto. Obtienen su potencia de paneles solares compuestos de baterías fotovoltáicas que acumulan su alimentación durante las horas de sol. Además, son un elemento perfecto para iluminar automáticamente puertas y ventanas que, de otro modo, podrían tentar a los indeseados cacos.
Existen varios tipos de farolas solares y se pueden clasificar por cuánto y cómo se iluminan. Las farolas activadas por movimiento disponen de un sensor integrado que reacciona frente cualquier tipo de perturbación. Dentro de este tipo, pueden ser pasivas: que se activan al detectar calor mediante infrarrojos; activas: reaccionan cuando su modo óptico percibe algún tipo de movimiento; o dual: una combinación de las dos. Este tipo de iluminación ayuda al ahorro ya que permanece encendido solo cuando es necesario, al notar que una persona pasa por la calle, o que hay algún tipo de movimiento en el área.
Sin embargo, existe otro tipo de iluminación llamada crepuscular que basa su encendido en el nivel de luz que exista en el espacio donde se encuentra ubicada. Esto significa que este tipo de farolas se enciende al caer la luz, y se apaga con la primera luz del día. Se mantienen encendidas toda la noche, sea o no necesario.
Ventajas e inconvenientes de las farolas solares
Como todo avance, trae consigo pros y contras que merece la pena sopesar. Por ejemplo, las farolas solares pueden suponer un desembolso mayor en un primer instante, ya que se trata de una tecnología cara en la actualidad. Sin embargo, a la larga, podemos notar su efecto en nuestro bolsillo ya que una energía renovable y limpia como es la solar, nos ayuda a reducir costes de manera considerable.
Otro aspecto que hace a las farolas solares una forma de reducir costes y ayudar al medio ambiente, es su bajo mantenimiento. En comparación con los sistemas de iluminación tradicionales, no requieren tantas revisiones ni costosas reparaciones. Aunque hay que tener en cuenta que elementos del clima como pueden ser la lluvia o la nieve, pueden provocar humedades en los paneles solares y perjudicar su uso. Pueden llegar a no rendir al 100% o parar por completo la producción de energía. Es por esto que es muy importante que el sistema esté totalmente aislado.
Pero si hablamos del cuidado del medio ambiente, debemos preocuparnos por la contaminación y los gases que expulsamos a la atmósfera. Las farolas solares son perfectas para reducir la emisión de gases tóxicos ya que la electricidad producida por sus paneles solares no es contaminante. Además, suponen una gran mejora en la seguridad vial ya que ninguno de sus cables queda expuesto y, con esto, consigue evitar desafortunados accidentes.
Farolas solares en casa
Este gran avance no solo es aplicable al alumbrado urbano, también lo podemos aplicar en nuestros propios hogares. Existen multitud de tipos de farolas solares que podremos instalar en nuestra vivienda. Bien para iluminar el jardín al caer la noche, o decorar una pared que parece quedar vacía. Cada una de estas varían en formas, potencia o incluso fin. Todas ellas al alcance de nuestra mano y nuestro bolsillo, dispuestas a hacernos la vida y el planeta, un poquito mejor.
