La época estival es por excelencia en la que hacemos uso del aire acondicionado y por tanto donde hay más posibilidades de que percibamos que huele mal al utilizarlo. Aunque podamos pensar que proviene del propio aparato, lo cierto es que la mayoría de las veces tiene su origen en otras fuentes.
Tener a punto el sistema de climatización es importante para evitar sobresaltos. Las labores de mantenimiento ayudarán a que todo funcione correctamente cuando llegue el momento y no tengamos ningún percance ahora que aprieta el calor y es tan necesario su uso.
Aunque puede parecernos lo contrario, lo más seguro es que el olor no se produzca en el propio aparato, sino simplemente el aire ya venga contaminado de otras fuentes, por lo que seguir estos consejos nos ayudará a que se vaya el mal olor.
Qué hacer si el aire acondicionado huele mal
Lo primero será analizar qué clase de olor es el que desprende. Esto nos ayudará a localizar la fuente de origen y de este modo atajar el problema. El polvo, agua estancada, la concentración de malos olores en la sala son los más comunes y esta es su solución.
Sin darnos cuenta podemos ser la causa directa del problema, el aire no se genera en los aparatos de climatización, sino que absorbe el de la sala, lo enfría y lo devuelve de nuevo. Por lo que si este se encuentra ya viciado, ya sea, por ejemplo, por los olores que se producen en la cocina o por el tabaco, cuando vuelva de nuevo a la sala lo notaremos cargado. Para evitarlo lo más recomendable es la colocación de extractores, que nos ayudarán a reciclar el aire.
Antes de comenzar a usar el sistema de climatización, es importante su limpieza. Durante el período de inactividad del mismo acumula polvo y suciedad, pero esta no solo se acumula en forma de polvo en el exterior, sino que también se acumula en el interior del mismo. Por lo que es importante realizar una limpieza completa para evitar el problema. Podemos usar productos específicos para conservar limpio nuestro aire acondicionado.
Los filtros pueden ser también el foco del mal olor, en estos se acumulan todas las partículas y son el lugar ideal para la proliferación de bacterias y la aparición de hongos, una buena limpieza de filtros anual evitará el problema. El polvo acumulado puede ser también el causante de este problema además de minimizar el flujo de aire.
Los sistemas de aire acondicionado producen una sobrante de agua, esta produce la condensación de la humedad del circuito. el agua por norma general se evacua o bien a un desagüe interior o se almacena en una garrafa. Aunque también puede estancarse y producir mal olor. Por lo que no está de más limpiar los tubos y canalizaciones por las que circula. En este caso, debemos localizar el punto exacto en el que el agua se estanca y ponerle remedio.
El problema también puede ser generado por la proliferación de insectos, sobre todo de nidos de avispas y abejas. Los sistemas del aire acondicionado por sus características, les proporcionan unas condiciones óptimas para su supervivencia y reproducción, es por ello que los eligen para anidar. Las abejas son una de las especies protegidas por ley, algo que debemos tener muy en cuenta si nos encontramos con una colmena. En este caso tendremos que acudir a apicultores profesionales para solucionar este problema, ellos se encargarán de retirarla en las condiciones óptimas de seguridad tanto para las abejas como para nosotros mismos. Porque cabe recordar que si intentamos manipular la colmena sin las protecciones necesarias podremos sufrir peligroso número de picaduras.
Consejos para evitar el mal olor del aire acondicionado
No suele ser el problema más frecuente con el que nos solemos topar con estos aparatos, pero sí uno de los más desagradables. Para evitar este tipo de situación lo mejor es prevenir llevando a cabo labores de mantenimiento y limpieza periódica.
Hemos hablado mucho de la importancia de estas acciones y una vez más nos pueden evitar muchos problemas. Antes de la puesta en marcha del sistema, no está de más realizar la limpieza de los filtros, así como del interior del aparato, comprobar los desagües y su buen funcionamiento.
En el caso de que el olor no venga del aparato sino de fuentes externas, debemos localizar su procedencia. Y llevar a cabo las acciones necesarias, como la instalación de extractores de humos. En el caso de los desagües, limpiar y sanear los mismos.
El mal olor también puede producirse de la inactividad del aparato, por lo que no está de más de vez en cuando encender el aire fuera de temporada. De este modo evitamos la acumulación de humedades y polvo en el sistema, que son los causantes en algunos casos de los malos olores. Esto además previene las averías, mejora el rendimiento y la eficiencia energética.