El uso de energías limpias y renovables ha llegado para quedarse, entre otras cosas, porque son las únicas alternativas en las que se puede confiar para garantizar la salud del ecosistema humano en la Tierra. El cambio climático nos está llevando a adoptar a una velocidad vertiginosa nuevas tecnologías y fuentes energéticas que tienen la misión de acabar con la emisión de gases de efecto invernadero en los niveles de las últimas décadas. Dentro de ese panorama, el hidrógeno aparece como una alternativa más, viable y verde con la que afrontar un futuro lejos de los combustibles fósiles. Así que, ¿sabes qué es y qué países apuestan por este recurso verde?
¿Qué es el hidrógeno renovable?
El hidrógeno es un elemento presente de forma masiva no solo en nuestro planeta, sino de manera general en buena parte de la "materia visible" que forma el Universo y ofrece cualidades para impulsar la transición energética a la que nos estamos enfrentando ya en este siglo. Ahora bien, a diferencia de otras alternativas que son siempre renovables y verdes, en el caso del hidrógeno esa categoría la adquiere dependiendo de la forma en la que se obtiene. Del origen de la electricidad que se utiliza en el proceso.
El hidrógeno se obtiene de un proceso conocido como electrólisis que, yendo directamente a las definiciones que podemos encontrar, viene a ser "el proceso que separa los elementos de un compuesto por medio de la electricidad". Como resultado de ese proceso se obtienen "dos partes" de hidrógeno y una de oxígeno, aunque solo las primeras son las que nos interesan para convertirla en energía limpia y renovable que utilizar más tarde en vehículos, infraestructuras, etc.
Como se produce el hidrógeno verde
Ahora bien, ese calificativo de "limpio" o "verde" no es siempre cierto cuando el proceso de electrólisis se lleva a cabo gracias al uso de carbón o de motores de combustión que necesitan hidrocarburos para funcionar. En este caso, el hidrógeno que se obtiene se denomina como "gris" y resulta, por la forma de generarse, tan dañino para el medio ambiente como los vehículos de gasolina o diésel. Solo cuando la obtención de este elemento se lleva a cabo a través de fuentes energéticas como la solar, eólica o hidráulica, es cuando podemos considerarlo como "verde" y, por tanto, una energía limpia y renovable.
Es precisamente en esta última parte donde se encuentra el desafío al que se enfrentan los actuales métodos de producción energética, que deben buscar la forma de obtener ese hidrógeno solo gracias a la utilización de energía eléctrica generada a partir de fuentes limpias y renovables capaces de reducir su impacto. Tal es su efecto positivo que algunas instituciones de Europa cifran en 830 millones de toneladas de CO2 el ahorro de emisiones que dejaríamos de enviar a la atmósfera.
El hidrógeno verde en España y en el mundo
El año 2050 se ha convertido en el momento en el que una buena cantidad de países de todo el mundo tienen que alcanzar los objetivos de emisiones comprometidos en las distintas cumbres "climáticas" celebradas en los últimos años (la más reciente, la COP26). En el caso del hidrógeno verde y del Gobierno de España, se han anunciado ayudas por valor de 1.555 millones de euros hasta el año 2023.
El objetivo es el de hacer rentable la tecnología existente, que permite obtener hidrógeno verde y al que se están dedicando una buena cantidad de empresas de nuestro país y que trabajan en lo que se denomina como "cadena de suministro" del hidrógeno (verde): las hay que desarrollan electrolizadores, otras las propias estaciones de servicio o las que incluso están experimentando con la posibilidad de inyectarlo y combinarlo en el mismo gas natural.
España, líder en energías renovables y limpias como la solar y la eólica, quiere mantener su prestigio también con el hidrógeno verde, aunque tiene que competir en el grupo de cabeza con otros territorios que nos llevan cierta ventaja: Alemania, por ejemplo, ocupa el primer puesto en ese ranking de lugares donde esta fuente de energía está despuntando, igual que Dinamarca o Francia, con una región de Normandía muy enfocada en estos esfuerzos. Chile, fuera de Europa, también destaca en este nuevo escenario, al igual que Canadá o EE.UU., más concretamente el estado de California. De lo que no hay duda es que, al igual que el sol, el viento o el agua, el hidrógeno tiene un papel protagonista en la transición energética que nos ha tocado vivir.