La unidad de carga eléctrica es una propiedad que está presente en toda la materia. Es decir, en todos los cuerpos que tienen masa y que ocupan un volumen. Al igual que ocurre con los átomos, la unidad de carga eléctrica forma parte de la constitución de la propia materia. Concretamente, es la electricidad que circula por ella.
La presencia de los protones y los electrones es lo que hace que haya electricidad en la materia y, por lo tanto, que se pueda medir la unidad de carga eléctrica. Los protones se encuentran dentro del núcleo de los átomos y los electrones en la corteza, tanto un elemento, como otro, tienen carga eléctrica, la de los protones es positiva y la de los electrones es negativa.
Este contexto genera una fuerza de atracción y de repulsión entre las partículas subatómicas. Además, ahí aparecen cargas de diferentes símbolos que se atraen y del mismo símbolo que se repelen creando un campo eléctrico, que, a su vez, está presente en la carga eléctrica de la materia.
Todo esto provoca que la carga eléctrica sea un elemento más de la materia, y que, por lo tanto, se pueda medir por medio del Coulomb (C), que es la medida que sirve para contabilizar la unidad de carga eléctrica.