La tarifa eléctrica es el precio que debemos pagar por la electricidad que consumimos. Este precio nace de la facturación básica, a la cual se suman los diferentes recargos o descuentos en función de los dos términos existentes.
En este caso un término de potencia (cantidad fija que depende de la potencia contratada por el usuario) y término de energía (en referencia a la energía que consumimos en un determinado período de tiempo).
Extras tarifarios
Partiendo del propio concepto de potencia, existen algunos “extras” que permiten una facturación diferentes:
- Energía reactiva: Se basa en aquellos recargos y descuentos en función del porcentaje de la potencia de instalación, aplicándose a toda la facturación básica.
- Discriminación horaria: Basado en la hora en que se consume la electricidad, ya que las centrales eléctricas cuentan con picos de demanda máxima (por la mañana) y mínima (por la noche). Estos permite repartir la electricidad y adaptar la facturación al nivel adquisitivo del usuario.
- Estacionalidad: Descuento del 10% en los consumos de temporada baja (de mayo a septiembre) y de recargo del 105 en la alta (de noviembre a febrero).
- Initerrumpibilidad: Se aplica en la facturación de los abonados en tarifas generales de alta tensión. En este caso el cliente, a cambio de descuentos, se compromete a reducir su demanda y no superar la potencia acordada durante 5 años.