Un sistema de protección se utiliza en el sector eléctrico para proteger y evitar posibles errores o destrucciones de instalaciones o equipos. Los sistemas de protección aíslan la zona donde se ha originado el fallo con el fin de evitar la expansión del error y la aparición de consecuencias más graves. De esta forma se consigue minimizar el riesgo de dañar otras partes del equipo eléctrico correspondiente.
De esta forma, la función de un sistema de protección es fundamental para erradicar el mal funcionamiento del sistema eléctrico y proveer información detallada sobre el fallo y su localización.
Objetivos de los sistemas de protección
La utilidad de los sistemas de protección se vuelven hoy más indispensables que nunca, especialmente cuando existen numerosas razones para fomentar la protección y conseguir el cumplimiento de sus objetivos generales, que son:
- Proteger a las personas y los equipos ante fallos o errores de los mismos.
- Reducir la influencia del fallo sobre los equipos.
- Vigilancia ininterrumpida.
- Detectar, analizar, eliminar y monitorear fallos.
Tipos de sistemas de protección
Hoy en día es posible encontrar tres grandes tipos de sistemas de protección que actúan como respuesta a las averías que pueda tener una instalación eléctrica. Además, realizan una importante labor de prevención.
- Fusibles: este artefacto impide el paso de una alta intensidad de corriente protegiendo a todos los dispositivos que se encuentran en el circuito. Es frecuente verlos en los sistemas eléctricos de los vehículos, en los ordenadores, en los ventiladores y en diferentes tipos de electrodomésticos.
- Seccionador: en este caso se trata de un componente electromagnético que tiene la función de separar a un circuito de su fuente de alimentación. Es decir, su objetivo es aislarlo. Se usan para lograr que un circuito siga funcionando a pesar de que haya averías. También buscan la seguridad de las personas que trabajan sobre zonas aisladas del circuito. Aunque hay que tener en cuenta que el seccionador no corta el arco eléctrico.
- Interruptor termomagnético: este dispositivo también recibe el nombre de llave térmica y combina los efectos del magnetismo y el calor. Cuando tiene lugar un cortocircuito interviene su parte magnética y cuando se produce una sobrecarga actúa su parte térmica.
Principales averías y sus sistemas de protección
En ocasiones los circuitos eléctricos sufren averías provocadas por diferentes factores como desfases en la potencia eléctrica, por fluctuaciones de voltaje o por conexiones y desconexiones repentinas. Estos son los casos más habituales.
- Cortocircuito: este fenómeno se genera por una conexión accidental de dos puntos entre los que aparece una diferencia de potencial. Los fusibles, los seccionadores y los interruptores electromagnéticos ayudan a eliminar esta avería en menos de 5 segundos.
- Sobreintensidad: esta avería se origina cuando tiene lugar una intensidad más alta de la nominal y que provoca un cortocircuito o una sobrecarga. En estos casos se usan los electromagnéticos y los fusibles como instrumentos de solución.
- Contacto directo: es el contacto entre las partes de una instalación que tienen actividad con las personas. En este caso, los sistemas de protección son esenciales y aislar las partes de actividad de la instalación o habilitar distancias de seguridad son los sistemas de seguridad más adecuados.
- Contacto indirecto: este caso es igual que el anterior, pero el contacto entre personas y masas que están en tensión es totalmente accidental. Usar el interruptor diferencial con masas de tierra es la solución más habitual.