El término red eléctrica inteligente hace referencia a una gestión basada en un reparto justo de la electricidad entre productores y consumidores. Para lograrlo, se recurren a tecnologías y recursos informáticos. El objetivo final es que haya un equilibrio entre la forma y la demanda.
Para que una red eléctrica sea considerada como inteligente tiene que contar con tres elementos. El primero de ellos son los equipos tradicionales que siempre han tenido un papel relevante en la distribución de la energía. En segundo lugar, aparecen los contadores eléctricos, pero en tercer lugar se encuentran los sistemas de información y telecomunicaciones, que son los que aportan un valor diferencial.
Estos sistemas son capaces de detectar una incidencia de una forma rápida y precisa. Tienen capacidad para recibir información a distancia, y pueden solucionar cualquier problema que pueda surgir en muy poco tiempo. Este factor distingue a una red eléctrica inteligente de una tradicional. Además, la red inteligente es una red más segura porque este sistema puede llegar a anticiparse a una sobrecarga.
Todo esto repercute en los niveles de calidad de los servicios que reciben los consumidores. También es importante el hecho de que haya contadores inteligentes que ofrecen información clara al usuario sobre el consumo que realizan. De esta forma pueden escoger cuáles son las tarifas o planes que mejor se adapten a sus necesidades.
La red eléctrica inteligente es un sistema que surgió en el siglo XX debido al crecimiento poblacional de las ciudades. Posteriormente, ha ido evolucionando y mejorando sus prestaciones adaptándose a los avances tecnológicos actuales.