La potencia facturada es aquella que aparece reflejada en el recibo que nos envía la compañía eléctrica cada mes o dos meses y que establece nuestro consumo de electricidad. Este término hace referencia al número de kilovatios hora facturados en un suministro de luz tras haber tenido en cuenta detalles como la potencia consumida y contratada con el servicio eléctrico.
¿Para qué se usa la potencia facturada?
Como su propio nombre indica, este tipo de potencia es la que aparece en las facturas de la luz y, por ende, afecta de manera directa al gasto que nos supondrá el servicio de electricidad en nuestro domicilio, oficina o establecimiento industrial o comercial.
La cifra que aparece reflejada bajo esta nomenclatura, que se indicará con la medida de kilovatios hora (kWh) en el recibo, se tendrá en cuenta a la hora de marcar el precio. Así, esta potencia facturada se multiplicará por el coste de la energía eléctrica en el momento de emitir el recibo de luz y el resultado de esta operación será el precio final de la factura.
Diferencia entre potencia facturada, consumida y contratada
La potencia facturada no es la única que aparece definida en el recibo de la luz, en el que también podremos encontrar términos como potencia consumida o potencia contratada. Ambos parámetros se utilizarán para definir la potencia facturada de la que hablamos. Pero, ¿cuál es la diferencia entre las tres expresiones?
La potencia consumida es la que se ha producido y gastado en un lugar determinado y la potencia contratada es la que ha fijado el cliente o consumidor teniendo en cuenta el consumo de sus aparatos eléctricos. De este modo, ambas cifras determinarán la potencia facturada, que es un equilibrio entre las dos y fijará el precio final del servicio eléctrico.