La potencia de conexión eléctrica hace referencia a la velocidad que presenta y se consume la propia energía eléctrica en un lugar determinado. Más concretamente, se trata de la cantidad de electricidad que puede llegar en un periodo de tiempo.
Así, la potencia de conexión eléctrica es la suma total de energía que se puede consumir en un momento establecido en un punto de luz. Su uso es muy común en las facturas de electricidad y por ello es muy importante conocer a fondo su significado.
¿Cómo se mide la potencia de conexión eléctrica?
La potencia de conexión eléctrica se mide por vatios, cuyo símbolo es W, según el sistema internacional de medidas en energía. Esta unidad, el W, establece la velocidad de la energía en una máquina en un segundo y suele utilizarse en la medida kilovatio (kW), cuya unidad equivale a 1.000 vatios (W).
De este modo, llegamos a cómo se suele medir la potencia de conexión eléctrica en la actualidad, con el protagonismo del kilovatio (kW) y del kilovatio hora (kWh). Esta última medida desvela la energía que se consume en una instalación o máquina durante los 60 minutos que conforman una hora.
Para calcular la potencia de conexión eléctrica hay que multiplicar la potencia (kW) por el tiempo (hora) y se conseguirá el resultado de la cantidad de kilovatios hora en la instalación de electricidad. Este dato se refiere a la velocidad de la luz en un lugar determinado durante una hora.
¿Cómo se elige la potencia de conexión eléctrica?
El consumidor tiene la opción de elegir la cantidad de potencia que se aplicará en su punto de luz. Así, el cliente podrá cambiar a una mayor o menor potencia siempre que lo desee, con posibles cargos por el cambio de contador.
Lo normal es que antes de contratar el servicio de electricidad, se cerciore de la cantidad de potencia que se necesita para abastecer a todos los aparatos eléctricos que hay en el domicilio o local comercial. Calcularlo y hacer una estimación previa ahorrará tiempo en el futuro.