El gas natural licuado es un estado que alcanza el gas natural cuando llega a una temperatura inferior a los 160º, y por lo tanto, pasa a ser un gas líquido criogénico, que es aquel que queda congelado bajo su punto de ebullición. El gas natural licuado también es identificado por su abreviatura GNL.
El componente que predomina en el gas natural licuado es el metano, que ocupa el 95% de su composición. El 5% restante está formado por pequeñas proporciones de propano, etano, nitrógeno, butano o dióxido de carbono. Actualmente el GNL destaca por ser el combustible fósil más limpio que se conoce y su uso provoca un impacto ambiental mucho menor que el que generan otros gases.
El gas natural licuado es un combustible muy valorado por sus características. Se trata de un gas que no es tóxico ni corrosivo, además de inodoro e incoloro. Estos rasgos han convertido al GNL en una alternativa importante al empleo del gasoil en el sector automovilístico y es una opción que cada vez se tiene más en cuenta para la realización de viajes de larga distancia.
También es un combustible que se puede incorporar al transporte marítimo. De hecho, la Comisión Europea, en colaboración con varios países de la Unión Europea, está iniciando proyectos de desarrollo de infraestructuras destinadas al abastecimiento de GNL.