Un cortocircuito es una descarga establecida entre los dos terminales de un circuito eléctrico, provocando un fallo en la resistencia del conjunto y, por ende, un aumento en la intensidad de la corriente que lo alimenta. De esta forma, el cortocircuito hace referencia a un fallo generado ante la falta de un aislante, elemento esencial para medir la resistencia de un circuito.
¿Cómo se produce un cortocircuito?
La naturaleza del cortocircuito se apoya en la ley de Ohm, establecida por Georg Simon Ohm. Según este principio, la diferencia del potencial registrado en los extremos de un conductor es proporcional a la intensidad de la corriente que circula por el mismo. La diferencia entre potencial e intensidad es lo que da pie a la resistencia eléctrica.
Esta misma se anula, produciendo el cortocircuito, cuando los extremos sin protección aislante de dos conductores de diferentes polaridades se unen, lo cual descontrola por completo la potencia de la corriente hasta tal punto, que incluso puede provocar un incendio.
A fin de proteger una instalación de un cortocircuito, se suele interceptar la estructura con los famosos fusibles, cuyo metal se funde al detectar una subida de la corriente eléctrica, provocando que se accione el circuito.
Tipos de cortocircuito
A día de hoy se han establecido varios tipos de cortocircuitos y las diferencias entre ellos se focalizan en la forma en la que están instalados y en el tipo de contacto que presentan. Estas son las cuatro modalidades generales.
- Trifásico: este cortocircuito se produce en tres fases y de forma simultánea. Normalmente, se crea en líneas de electricidad que tienen unas potencias que superan los 15 kW.
- Fase a neutro: esta modalidad de cortocircuito es habitual en las instalaciones domésticas y se genera entre el neutro y una línea activa.
- Fase a tierra: en este caso el cortocircuito se produce entre una línea de tierra de una instalación y una fase.
- Fase a fase: un cortocircuito fase a fase se da entre dos líneas activas. También es conocido como bifásico.
¿Cómo evitar un cortocircuito?
Un cortocircuito es un fenómeno que conviene evitar porque puede traer consecuencias graves. Un salto del diferencial es un aviso y protege a la instalación, pero hay medidas que se pueden tomar para reducir las probabilidades de que se dé este fenómeno.
- Proteger del agua a elementos electrónicos como los cables y los enchufes.
- Apagar o desconectar los electrodomésticos inmediatamente después de que se hayan usado.
- Colocar las tomas de corriente lejos de las cortinas y los muebles.
- Contar con un número de enchufes considerable para evitar la utilización de elementos como las regletas.
- Asegurarse de que los cables de los dispositivos electrónicos están en buen estado y lo mismo ocurre con el resto de componentes de los electrodomésticos.
- Hacer revisiones periódicas de las instalaciones eléctricas para asegurarse de que todo funciona correctamente y de que los elementos de protección se encuentren en perfecto estado.
Consecuencias de un cortocircuito
El cortocircuito es un fenómeno que conviene evitar porque tiene consecuencias que pueden llegar a ser peligrosas. Estas son algunas de las más destacables.
- Corte de la corriente eléctrica: una consecuencia habitual del cortocircuito es la generación de un apagón en un circuito concreto o en toda la red eléctrica.
- Daños en los dispositivos eléctricos: un exceso de corriente puede provocar que los fusibles, los cables o los componentes de los electrodomésticos queden seriamente dañados.
- Perjuicios personales: una persona expuesta a una descarga eléctrica puede perder su visión, sufrir quemaduras e incluso ser víctima de un paro cardiaco.
- Incendios: los cortocircuitos generan un aumento considerable de la temperatura que puede provocar un incendio. Sobre todo, cuando hay una importante presencia de materiales inflamables.