El término autosuficiencia energética hace referencia a una manera de gestionar una serie de recursos de forma independiente y que garantizan la obtención de la energía que se necesita. Para conseguirlo es imprescindible recurrir a fuentes de energía renovables que se alejen de los suministros tradicionales. Al contar con esta forma de autoabastecimiento se consigue un ahorro mensual importante a la vez que se realiza un consumo eficiente y respetuoso con el medio ambiente.
La autosuficiencia energética se puede conseguir a nivel usuario tomando algunas medidas. La más recomendada y empleada es la instalación de placas solares térmicas y fotovoltaicas, de esta forma, se consigue agua caliente y electricidad empleando el recurso inagotable que aporta la energía solar. Otra alternativa interesante es el uso de la caldera de biomasa o recurrir al aislamiento de la vivienda para que retenga en calor en los meses más fríos, así como las temperaturas bajas en los meses más calurosos.
El objetivo de obtener un autoabastecimiento de energía también es compartido por muchos gobiernos. Se busca que los estados generen su propia energía sin recurrir a terceros países. Para ello se centran en el uso de la energía eólica, de la mareomotriz o de la propia energía solar a gran escala. La autosuficiencia energética se ha convertido en una meta de ámbito internacional.