Lo primero que se nos viene a la mente cuando escuchamos contaminación es la contaminación ambiental producida por los gases de efecto invernadero, como las emisiones de los automóviles. O los vertidos en ríos y mares. Aunque existen otros tipos de contaminación, como la lumínica, la acústica o de la que vamos a hablar a continuación, la contaminación térmica.
Esta hace referencia a la alteración de la temperatura del medio ambiente de forma artificial que puede ser perjudicial, esta se produce tanto de forma indirecta o directa por la actividad empresarial.
¿Cómo se produce la contaminación térmica?
Son varias las causas de este tipo de contaminación, aunque la mayoría de esta se produce por la acción del hombre. También puede producirse en menor parte por fenómenos naturales como la actividad volcánica de la tierra. Lo que produce un cambio en la temperatura de forma brusca y violenta.
Aunque la mayoría de estos fenómenos se producen por la actividad industrial. Liberando sustancias al medio ambiente se produce una alteración a varios niveles. Esto desencadena reacciones exotérmicas, como la que puede producir la devolución del agua al medio ambiente variando sustancialmente su temperatura. Siendo esta muy distinta a la que tenía antes. Aumentando o disminuyendo la temperatura.
¿Cómo afecta la contaminación térmica a los humanos?
Como cualquier tipo de contaminación, no solo afecta a nuestro entorno, los seres humanos también sufrimos los efectos nocivos de esta. Ya que al verse alterado el ecosistema, sus efectos se trasladan a los seres que viven en este.
Con el aumento del calor extremo, también lo hacen las afecciones cardíacas y respiratorias. Así como el aumento de otros problemas como la presencia de alergias y asma. Esto a consecuencia de la reducción del oxígeno en el aire. Afectando también a los sistemas reproductivo, aumentado la mortalidad, así como las malformaciones. La tasa metabólica aumenta la necesidad de consumir más alimento, alterando la estabilidad y el equilibrio de la cadena alimentaria. De manera que se produce una mayor morbilidad y mortalidad.
Consecuencias de la contaminación térmica
Algunas de las consecuencias del incremento de la contaminación térmica, son el aumento de las enfermedades, así como los cambios en los ciclos de la naturaleza, lo que hace que se alteren los ecosistemas. Así como el aumento del nivel de las aguas, como consecuencia del derretimiento de los polos. Quizás sea el medio acuático dónde más se puede apreciar su efecto. Estos son algunos ejemplos de cómo se ve afectado.
Con el aumento de la temperatura del agua, se reducen los niveles de oxígeno en esta, por lo que en algunos lugares donde el agua es demasiado cálida, tanto la flora como la fauna se ven reducidas.
Al mismo tiempo, esto puede producir la liberación de sustancias, debido a las reacciones químicas que pueden producir el aumento de la temperatura.
Alterando los balances tróficos se ven alterados, produciéndose desequilibrios en los procesos reproductivos de las diferentes especies. Mermando la capacidad de unos y, por el contrario, proliferando otras, rompiendo el equilibrio. Lo que puede tener consecuencias no previstas con la muerte masiva de algunas especias y la proliferación descontrolada de otras, rompiendo los balances bioquímicos.
En este sentido, también se pueden producir migraciones de especies en busca de ambientes más favorables. Así como la marcha forzosa de sus hábitos debido a la invasión de otras especies endémicas. Con lo que es inevitable la despoblación de algunas regiones y la pérdida de biodiversidad.
Cómo evitar la contaminación térmica
Al igual que con el resto de contaminación, la solución está en nuestra mano. Llevando a cabo políticas sostenibles, podemos contribuir a minimizar sus efectos. Estas son algunas de las soluciones que podemos aplicar para contribuir.
Para reducir el efecto debemos comenzar por hacer un uso responsable de los recursos del planeta. Mejorando la eficiencia energética y el ahorro de combustibles. Así cómo promover el uso de otro tipo de energías más sostenibles como son los biocombustibles y las energías solar y eólica.
Disminuyendo la emisión de gases como el dióxido de carbono, también contribuimos a frenar el aumento de la temperatura. Con las tasas a la emisión y con políticas de gestión de residuos eficaces. Al mismo tiempo que dedicamos nuestros esfuerzos a mantener los ecosistemas con la repoblación de los bosques y la creación de lagos artificiales para el enfriamiento del entorno.
