El invierno es la época del año en la que se dispara el consumo de prácticamente todos los hogares. Una estación en la que caen las temperaturas en picado, se producen todo tipo de inclemencias extremas como frío, lluvia e incluso nieve (y más si hablamos de este 2021) y que obliga a muchos consumidores a buscarse los trucos más increíbles para mantener la temperatura dentro de sus casas. Un objetivo que podremos conseguir de una forma sencilla tomando una serie de precauciones que pueden ayudar a que toda la energía que consumamos no se escape por las puertas y ventanas. Es por eso que os vamos a dar unos pequeños consejos para ahorrar electricidad durante el invierno.
Hay que recordar que solo en esos tres meses que dura el invierno, de diciembre a marzo, el gasto energético de los hogares supone cerca del 50% del total de todo el año, tanto en el caso de las viviendas que utilizan sistemas eléctricos de calefacción, como en los que es necesario un suministro de gas. Los usuarios, por tanto, buscamos durante esas fechas un difícil equilibrio entre contener el coste de nuestras facturas y mantener el confort dentro de la vivienda. Es por eso que os vamos a dar unos pequeños consejos para que todo lo que consumáis de energía, quede almacenado y contenido sin perderse fuera de las paredes de vuestro hogar.
Consejos para ahorrar energía en invierno
Cuando hablamos de ahorrar energía nos referimos, básicamente, a evitar por todos los medios que ese calor generado dentro de nuestra casa se pierda por los muchos resquicios por los que puede escapar. Los más veteranos seguro que recordáis un viejo anuncio de TV, de una conocida marca de aislantes, que para hacer visible la idea de lo que vendía recurría a lanzar billetes por la ventana para hacernos ver que el dinero puede acabar volando si no tomamos una serie de medidas básicas.
para que os hagáis una idea, las recomendaciones de los expertos nos indican que es aconsejable mantener la temperatura de la casa siempre en un rango de entre los 20 y 21 grados, con distintos picos que podemos aumentar o reducir en función de la meteorología o de las horas que estamos en casa, programando toda esa actividad a través de termostatos inteligentes o cualquier otro dispositivo. Tomando como referencia esas temperaturas, cada grado que vayamos aumentando va a incrementar el gasto de la factura cerca de un 7%. Por lo que no hablamos de cantidades pequeñas.
Aisla todas las ventanas y puertas
Es, seguramente, la primera medida que debemos adoptar cuando accedemos por primera vez a nuestra casa: ¿está realmente aislada tanto en ventanas como en puertas? No se trata solo de que cierren bien, o que parezcan bien encajadas, sino que además cuenten con un sistema de aislamiento que evite que el calor se pierda por esos resquicios que quedan arriba y abajo. Es más, si queremos asegurarnos de conseguir un blindaje completo podemos instalar una doble ventana, o contraventana, que impide de manera efectiva que todo el calor que estamos generando termine perdiéndose. Y es que un mal aislado nos provocará un mayor gasto en el consumo si queremos mantener la temperatura de la casa.
Aprovecha la luz del sol
Aquí no nos referimos a tener un sistema de paneles solares en el tejado para conseguir energía limpia y renovable, sino a aprovechar la orientación de la casa para captar calor que ayude a elevar la temperatura de la vivienda. Es en esa parte de la casa donde debemos servirnos de las habitaciones que tienen más horas de luz, para subir al máximo las persianas y abrir las cortinas para intentar capturar todo el calor posible. Más tarde, cuando caiga la noche, volvemos a cerrarlo todo para que no sea necesario aumentar el gastar energético alcanzado una temperatura de confort que el propio sol ya ha nos ha ayudado a conseguir.
Usa alfombras en los suelos
El suelo es otro de los lugares que suponen una fuente de frío ya que, como todos sabéis, el aire caliente tiende a ascender. Es por eso que utilizar en buena parte de la casa alfombras, así como otros elementos parecidos en paredes, puede ayudar a frenar la propagación de las bajas temperaturas, que pueden ocasionar que sea necesario un mayor consumo de energía. También es cierto que en este punto depende mucho del tipo de vivienda que tengamos: en un bloque de pisos, es común tener vecinos arriba y abajo que también encienden la calefacción por lo que ese frío no nos llega tanto de las plantas inferiores, a diferencia de las viviendas unifamiliares donde este fenómeno sí se produce de manera más evidente.
Cuida la salud de tu caldera
Es importante que la caldera que calienta el agua y mantiene el sistema de calefacción encendido tenga una buena salud, no solo que funcione, sino que lo haga de manera eficiente sin gastar más de lo que debería. Es por eso que es recomendable contar con un servicio técnico que revise varias veces al año cuál es su estado para que nos vaya informando de si se producen incidencias. A medida que estos electrodomésticos cumplen años, su eficacia va reduciéndose y podría llegar el caso en el que el exceso de consumo que producen justifique una renovación por otro modelo capaz de ahorrarnos, en el largo plazo, un buen dinero en la factura.
Cierra los radiadores que no utilizas
Si tienes una casa con más habitaciones de las que utilizas, es recomendable cerrar, tanto la propia estancia, como los radiadores que pudieran estar en su interior. De esta manera eliminamos el consumo de una serie de metros cuadrados en los que no descansan ni hacen vida ninguno de los miembros de tu familia a que se trata, solo, de lugares de paso a los que entramos para recoger algún objeto o guardar enseres, ropa, etc.
Usa ropa cómoda y que también abrigue
Si has vivido en una casa sin calefacción en todas las habitaciones, seguro que conoces este "viejo" método. No se trata tanto de estar en el salón vestido con un abrigo, bufanda, dos capas de ropa y guantes, como hacerlo con prendas cómodas y que nos puedan proteger del frío: jerseys, pijamas de manga larga y pantalón, zapatillas de estar en casa bien mulllidas y que abriguen, etc. La combinación de lo que llevamos puesto con la calefacción puede provocar que no necesitemos una temepratura demasiado alta y que podamos quitarnos uno o dos grados que, como hemos visto anteriormente, pueden suponer un ahorro en la factura de hasta el 14%.